¿Alguna vez se han detenido a pensar todo lo que hace falta para que llegue energía a nuestras casas? Probablemente enciendan la luz o conecten sus cargadores sin imaginar todas las capas de complejidad que hay detrás de tan simples actos. Desde su comercialización hasta su generación y distribución, el sector eléctrico tradicional es un gigante muy complicado tanto en lo técnico como en sus implicaciones sociales y políticas. Estamos hablando de inversiones absurdamente grandes. Centrales que pueden tardar décadas en construirse y cientos de kilómetros de líneas de distribución que se alzan a lo largo del territorio y sobre nuestras casas para poder llevar energía a los consumos. Quizás tampoco se detuvieron a pensar lo que representa la puesta en marcha de estos proyectos y los efectos negativos en el medio ambiente que causan estas centrales eléctricas.

Es necesario cuestionarse si de verdad nos conviene seguir manteniendo estos modelos tradicionales. Cuestionar lo que damos por hecho, más que necesario, es un deber. Muchas de las cosas que mantienen a nuestras sociedades funcionando se basan en prácticas obsoletas, insostenibles y dañinas para el medio ambiente y por consiguiente, para nosotros.

Durante esta última década, las alternativas renovables van ganando terreno a puño limpio en Latinoamérica. Estamos hablando de infraestructuras más simples, bajos costos y la promesa de un mercado más abierto y competitivo. Aunque la transición no será inmediata, la tendencia es que continúe creciendo. Sin darnos cuenta estamos presenciando un cambio de paradigma.

El problema de lo tradicional

Los principales generadores de energía son las hidroeléctricas y las termoeléctricas. Las hidroeléctricas hoy por hoy son la mayor fuente de energía en la región. Quizás se deba a nuestra rica hidrografía que permite el crecimiento de estas centrales. Estas no parecen ceder mucho terreno en el mercado en el futuro próximo.

Existen dos tipos de hidroeléctricas: las centrales de embalse y las centrales de pasada. Para los embalses se busca una zona que se pueda inundar para acumular agua, lo que termina transformándose en un gran embalse. El agua retenida en el embalse pasa a través de tuberías a la sala de máquinas en donde se encuentran las turbinas. La fuerza del agua mueve las turbinas lo que resulta en la generación de energía. Las centrales de pasada usan el mismo principio, pero estas aprovechan la fuerza de los ríos. De ese río se deriva una salida de agua por un canal externo. El agua cae con una diferencial de altura para obtener más fuerza y llega a las turbinas a través de las tuberías generando así energía.

Las centrales térmicas son otra historia. Estas centrales producen energía quemando combustibles como carbón, gas y diésel para calentar una caldera. Esta caldera produce vapor en alta presión que mueve las turbinas. Los calderos necesitan un sistema de refrigeración para enfriar el vapor y de este modo tener un ciclo constante de reutilización. Es por esto que generalmente se encuentran ubicadas en la costa para usar el agua de mar a su favor. En el pasado solían estar en las ciudades pero generaban una polución considerable y ahora se construyen alejadas de las ciudades y zonas urbanas.

Podría pensarse erróneamente que las hidroeléctricas no representan ningún daño por su gran vida útil de unos 100 años, pero no es así. Además, gracias a las sequías, las centrales hidroeléctricas están generando cada vez menos electricidad. Tomemos por ejemplo a Venezuela. El fenómeno del niño causó una temporada de racionamientos eléctricos que iban desde 1 hora al día a 12 o 24 horas. Un sector eléctrico que no fue capaz de responder adecuadamente y que se mantiene a duras penas con poca o nula inversión y mantenimiento. El deterioro es en constante progresivo. Recordemos también que los embalses necesitan de hectáreas muy grandes, destruyendo a su paso ecosistemas completos e incluso desplazando a personas de sus hogares. En contraste, las centrales de pasada tienen un impacto negativo menor. Con respecto a las centrales térmicas podemos asumir por donde van los tiros. Grandes cantidades de CO2 que contaminan el planeta y afectan nuestra salud, por nombrar una par.

Beneficios de la energía renovable

Necesitamos diversificar nuestra materia energética con otras tecnologías como la solar y eólica para no solamente depender del agua o combustibles.
Horacio Vásquez.

En Lader Energy buscamos descentralizar la energía. Un camino para acabar con el monopolio son las alternativas renovables. Un mercado más abierto con diversas distribuidoras que le permita a las personas elegir a quién le compra energía y convertirse también en prosumidores. Actualmente en Colombia las personas lo pueden hacer. En algunos estados de Brasil y USA es una posibilidad y en gran parte de Europa es una realidad. Las energías renovables, en la práctica, generan tres veces más empleos que la industria del petróleo por ejemplo. Las tecnologías renovables son más baratas en comparación a las tradicionales y esto se traduce en facturas menos costosas para las personas. Prácticas como el Net Billing y el Net Metering son alternativas que ofrecen grandes beneficios a los usuarios.

El cambio es inevitable. Las personas estaban acostumbradas a consumir irresponsablemente la energía. Es probable que los efectos negativos al ambiente no sean un detonante o motivo suficiente para que las personas busquen o exijan otras alternativas, pero al ser su bolsillo el que recibe un impacto directo, se ven obligados a ser más conscientes.

Las dificultades

Actualmente no existe ningún país donde la electricidad no sea un mercado regulado. Por más que exista libre competencia en su generación y transmisión, este es un mercado regulado. También dependerá mucho de cada país, las legislaciones y sus respectivas regulaciones.

No sólo se trata de un mercado centralizado gracias a los monopolios que no hacen dependientes de los los métodos tradicionales. En Lader Energy queremos democratizar la información y que llegue a todos. Creemos que las prácticas y alternativas amigables con el ambiente deberían formar parte del consciente colectivo. Las personas no aceptarán las nuevas formas de buenas a primeras sin primero conocer sus beneficios. El discernimiento es responsabilidad de cada uno de nosotros. Tanto de los gobiernos, el sector privado y la población en general.

Para Latinoamérica no es tarea fácil replicar los pasos de Europa. Por un lado, la geografía del territorio es un gran obstáculo. Otro gran obstáculo serían las políticas de estados que entorpecen el crecimiento de estas alternativas. Políticos con intereses alineados a los intereses de un lobby siempre serán un enemigo recurrente en el camino.

El poder del conocimiento

Todo lo que nosotros hagamos genera un impacto.
Catalina Kislling.

La pandemia que nos obligó a estar en casa y a cambiar la forma en que desarrollamos nuestras vida nos sirvió para darnos cuenta de muchas cosas. Como por ejemplo de la cantidad de niños que no tenían acceso a internet para estudiar desde casa. Las personas de bajos recursos tienen una limitante a la hora de recibir información de manera oportuna. Por ejemplo, el nivel de pobreza en Argentina es de 46% lo que vendrían siendo unos 20 millones de habitantes.

Las personas de bajos recursos la tienen más difícil a la hora de acceder a la información. Claramente es una limitante importante. Es por esto que en Lader Energy consideramos vital democratizar la información. Que las personas se enteren de todas estas prácticas y soluciones que están surgiendo y que puedan exigir con propiedad la información y herramientas para llevar una vida más verde. Ser amigable con el planeta no debería ser un lujo o una cuestión exclusiva de las élites.

En Lader Energy hemos visto al mercado evolucionar muy rápido estos últimos cuatro años. Las energías renovables tomaron un rol importante. Esta batalla la luchamos en distintos frentes. Trabajamos bajo un esquema colaborativo muy fuerte con el que logramos conseguir apoyo externo en distintos países. Desde el 2016 hemos generado más de 600 empleos en los países en donde hacemos presencia de manera directa o indirecta. Activamos inversiones de energía renovable de casi 2000 millones de dólares. Lader Energy es capaz de reducir 70 mil toneladas de CO2 al año, lo que sería el equivalente a que unos 24 mil vehículos salgan de circulación al año.

Estos nos parecen números importantes para un equipo de doce personas. Somos una empresa nueva tipo startup. Estamos creciendo en una época más digital. Esto nos hace más rápidos en acostumbrarnos a las nuevas tecnologías. En un mercado tan dinámico, gana el que sea más veloz y presente la mejor propuesta. Tratamos de adaptarnos a nuevas tendencias para siempre entregarle un grado de innovación y valor agregado a nuestros clientes.

La clave de Lader Energy ha sido poder adelantarse a los problemas. Supimos identificar los mercados y el tipo de proyecto indicado en el momento correcto. Los clientes nos han elegido por nuestras capacidades. Traemos oportunidades de proyectos de energía renovable, inversiones muy limpias en tiempos muy cortos y en diversos países.

Este es el impacto que ha logrado crear nuestro equipo de Lader Energy con tan solo doce personas, ¿Puedes imaginar de lo que seríamos capaces si todos adoptamos una vida más eco-friendly?