“Vivimos en nuestra burbuja antropométrica, con nuestros problemas del día a día sin pensar siquiera en la tierra que pisamos”.

Javier Santaolalla, divulgador Científico

¿Cómo es tu rutina diaria? Déjame adivinar: te despiertas, revisas tu teléfono por unos 10 minutos y chequeas tu lista de cosas por hacer en el día. Te levantas de la cama, vas al baño y te cepillas los dientes para después darte una deliciosa ducha (quizás con agua caliente). Después de tomar tu ducha te vistes y vas a la cocina a hacer tu desayuno, pero antes, abres el grifo y te tomas un par de vasos de agua porque estar hidratado es importante (cuidado con esa piel reseca). Puede que después del desayuno riegues tus plantas, metas ropa a lavar o le des un baño a tu perro.
Nuestro día a día puede ser simple y cotidiano. El agua está involucrada en cada aspecto de nuestras vidas. Además, nuestro cuerpo se compone en gran parte de ella. Solemos olvidar que el agua es un nutriente esencial para los seres vivos y que sin ella, no estaríamos aquí. Otra cosa que olvidamos frecuentemente, es lo privilegiados somos por tener acceso a un sistema de agua potable 24/7. Enfocados en nuestras vidas y perdidos en nuestras burbujas, ignoramos por completo la cantidad de personas que llevan días, semanas, meses o incluso años sin ver agua salir de sus grifos. Es abrumador lo que puede cambiar tu vida el hecho de no tener acceso al agua cuando la necesitas y lo mucho que te condiciona.

No me lo contaron, yo lo viví

“La gota que derramó el vaso” llega a ser una expresión poco acertada cuando hablamos de este tema. Muchas personas no pueden ni llenar un vaso sin tener que comprar agua o cargar con ella por varios kilómetros. Esto sucede en muchos lugares del mundo, sobre todo en países pobres o muy centralizados, donde los recursos son destinados a unos cuantos para mantener el estatus quo. Para no ir muy lejos, podemos tomar el ejemplo de Venezuela, que padece día a día de esta problemática y su población tuvo que atravesar una crisis sanitaria con el COVID-19 sin poder siquiera lavarse las manos, o al menos no con agua limpia. Las tuberías de aguas blancas y residuales no parecen tener distinción.

Me tomo el atrevimiento de insertarme en este artículo y contar de primera mano mi historia. En mis últimos años en Venezuela, era parte de mi rutina diaria comprar agua potable todos los días. Llegaba a pasar 12 horas en una línea para comprar 40 litros de agua. A veces ni alcanzaba a comprar y tenía que intentar al día siguiente. Vi múltiples veces como asaltaban camiones con agua. El agua de las tuberías llegaba 1 o 2 veces al mes, pero ni locos la usábamos para beber. El resto de los días tenía que llenar los tanques de agua balde por balde, cruzando calles y avenidas. Y era una de las pocas familias afortunadas que en su tiempo pudo comprar un tanque de agua. Y este ritual inhumano consumía gran parte de mi tiempo y energía. Y esta es sólo mi historia. Sin ánimos de minimizar mi experiencia que muchos otros Venezolanos comparten, fácilmente puedes encontrar peores.

“La paz no sólo consiste en poner fin a la violencia o a la guerra, sino a todos los demás factores que amenazan la paz, como la discriminación, la desigualdad, la pobreza”.

Aung San Suu Kyi, política y activista

La paz en cifras

Una persona no puede tener paz si tiene que vivir preocupada y sin saber si va a poder conseguir agua para mantener su vida funcionando. Pero ¿Qué es la paz? Probablemente se perciba esta palabra como un concepto “hippie” o que sólo hace referencia a conflictos. La paz puede hacer referencia a muchas cosas, y para alinearnos con este tema vamos a poner la paz en números, o mejor dicho, veamos en cifras la cantidad de personas que no logran encontrar paz.

  • 844 millones de personas no tenían acceso a agua potable en pleno 2015.
  • 9 mil millones de personas tenían saneamiento seguro en 2015, pero una alarmante 2,3 mil millones de personas aún carecían del mismo.
  • El estrés hídrico perturba la paz de 2 mil millones de personas, y se estima un aumento del 80%

Pero no sólo a los seres humanos nos vemos afectados por esta problemática, los animales también son seres vivos que no tienen las mismas herramientas que nosotros para escapar de este desastre, cuentan sólo con su instinto. Durante la cuarentena del 2020, vimos alrededor del mundo apariciones algo peculiares de animales silvestres en las ciudades. Expertos coinciden en que estos mismos se vieron forzados a llegar tan lejos en busca de agua debido a la desertificación de su hábitat natural.

“Hay demasiadas personas que no disponen de agua de bebida no contaminada, retretes e instalaciones para lavarse las manos. Esta carencia les expone a infecciones letales y obstaculiza los progresos de la salud pública. Los servicios de agua y saneamiento no sólo contribuyen a la salud de las personas y a salvarles la vida, sino que son fundamentales para que nuestras sociedades sean más estables, prósperas y seguras. Todos los países que carecen de infraestructuras básicas de agua y saneamiento deben dedicar fondos y recursos humanos para desarrollarlos y mantenerlos”.

Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS

Este 22 de Marzo es el día Internacional del agua. No es razón para celebrar. No podemos regalar rosas como en san Valentín, disfrazarnos como en halloween o poner regalos debajo del árbol como en navidad. Lo que sí podemos hacer es concientizar, discernir y mejorar nuestros hábitos de consumo. Confiados por tener acceso a un buen sistema de agua potable, nos convierte en derrochadores de primera y nos olvidamos de lo valioso que es. La responsabilidad es tuya, mía y de todos.